sábado, 26 de enero de 2013

Capítulo 3

Hola, bueno ya estoy aquí de nuevo para daros la lata con otro capítulo de La Vida de Madge, bueno hace unos días acabó la encuesta "¿Quieres que envíe a Madge y a Gale a los Juegos?" Y los resultados han sido:
-3 votos : Si
-1 votos : No
Por lo que si, enviaré a Madge y a Gale a los Juegos. Gracias por votar.
Respecto a este capítulo, lo he hecho más largo porque no podré volver a publicar hasta el 10 de febrero, sorry.


*Capítulo 3

-¡Madge Undersee!- gritó Effie con un tono de voz que inspiraba reconocimiento. Por supuesto que me conocía, siempre venía el día de antes de la cosecha y se quedaba en mi casa, la verdad es que era agradable cuando quería, pero como bien he dicho, cuando quería. Rápidamente las chicas que había a mí alrededor me abrieron paso y pasito a pasito subí al escenario, pude ver la cara contrariada de mi padre, no sé cómo se lo explicaría a mamá, pero estaba claro que iba a ser duro.

-¡Es el turno de los chicos!- Me ponía muy nerviosa cuando decía las cosas con esa voz, tan tremendamente odiosa. Repitió el proceso acercándose a la urna, en esos instantes podría haberse oído el sonido de un pequeño alfiler caer, bueno tal vez no, pero eso fue debido al incesante taconeo de Effie. Igual que antes se acercó al micrófono y con voz alta y clara pronunció el nombre -¡Vick Hawthorne!- esos pocos segundos bastaron para que mi corazón se contrariara, no podía, simplemente no podía enfrentarme a él, ¡era un crío!, los pasos que el pequeño Vick daba eran inseguros pero firmes, como si no le asustase, pero yo sabía que por dentro se estaba muriendo de miedo, incluso yo estaba asustada, tenía trece años, dos menos que yo, y por si fuera poco, sería capaz de jurar que era más alto él que yo.

Busqué a Gale entre la zona de los chicos de diecisiete años, cuando lo encontré pude percibir que estaba igual de petrificado que yo, bueno, a decir verdad lo mío con lo se él posiblemente no tenía ni punto de comparación, vi como le daba una especie de espasmo y acto seguido salía corriendo a apartar a los agentes de la paz de su hermano mientras gritaba -¡Me presento voluntario!- dirigí mi mirada y divertida, observé cómo se le abría la boca, y empezaba a tartamudear algo inaudible, pero por desgracia, poco después miró a mi padre –Vaya, el primer voluntario del distrito 12- soltó una risita ¿nerviosa?-Pero hay un protocolo que debemos seguir, primero se saca el nom…- fue interrumpida bruscamente por mi padre- ¿Qué más da?, déjale que suba y punto.- Me sentí horrible, un nudo se me formó en la garganta y me entraron ganas de llorar, posiblemente no volvería a verle en la vida.

-¡Bien! Ahora que ya tenemos a los tributos, daos la mano, venga no seáis tímidos- nos dijo Effie como si fuésemos niños pequeños, a pesar de que posiblemente fuésemos bastante más inteligentes que aquella mujer de pelo rosa. Gale tendió su mano y yo la agarré, evité su mirada, esto no me podía estar pasando, no podía ir con él a Los Juegos, era algo que simplemente no podía soportar.

Nos dirigimos al Edificio de Justicia, ese edificio destartalado en el que cada año dos personas se despedían de sus seres queridos para luego normalmente no volver, el Distrito 12 solo ha tenido un ganador, Haymitch Abernathy, el primer y único ganador del Distrito 12. Todos los años sentía pena por los dos jóvenes que eran enviados a un sitio tan horrible como lo es la Arena, pero ese año no, simplemente no podía sentir lástima de mi misma, y tampoco de Gale, porque no podía empezar así, tenía que hacerme a la puñetera idea de que iba a ser tributo, un maldito tributo, para que el jodido Capitolio se divirtiese.

Se abrió la puerta de la habitación en la que estaba, no era muy grande, pero tenía un pequeño sofá de una especie de terciopelo blanco, ennegrecido por el polvillo del carbón y los años, había una mesita de madera, bueno, creo que era madera, pero como casi todo lo demás en la sala estaba medio rota. Fue mi padre el que pasó por esa puerta, aunque para mi sorpresa iba con mi madre, los dos tenían aspecto de haber estado llorando, no podía soportarlo, no podía ver a mis padres así, era una imagen devastadora, y por primera vez en ese extraño día, lloré, lloré como me había prometido a mi misma que no lloraría, pero a veces las promesas se rompen. Así pasaron los minutos que mis padres estuvieron conmigo, abrazados entre nosotros y llorando.

Cuando el agente de la paz entró a llevarse a mis padres pensé que no entraría nadie más, pero poco después la puerta volvió a abrirse, dejando pasar a Katniss Everdeen, aquella chica que esa misma mañana había estado en la puerta de mi casa vendiéndome fresas. –Hola Madge- por su expresión supuse que ya había visitado a Gale, vi que me miraba con cara de pena, otra más que me miraba así, tenía bien asumido que no iba a volver, pero no hacía falta que me lo recordase con esa expresión,-Hola Katniss- tenía la voz rota y casi inaudible, era apenas un susurro, -Suerte- eso fue lo último que me dijo antes de marcharse por la puerta, mientras Katniss salía Peeta entraba, me levanté de un salto y le abracé, era el hijo del panadero, nuestro padres era amigos, y nosotros nos conocíamos desde que éramos enanos, esas tardes en mi jardín jugando a averiguar la forma de las nubes habían formado una gran amistad.- Peeta, tengo miedo- le confesé mientras le llenaba la camisa de lágrimas, él sería la única persona a parte de mis padres que tal vez lloraría mi muerte, siempre me había protegido.

Una vez un animal parecido a un perro pero con los colmillos un poco más grandes se coló en el Distrito 12, Peeta y yo estábamos en la pradera cuando apareció, él cogió un palo que había por ahí cerca y no preguntes cómo pero consiguió calmar a ese bicho rabioso mientras lo guiaba hacia la alambrada, siempre he pensado que tiene un don para los animales.

-Madge, escúchame- esta vez era él el que tenía la voz rota- prométeme que volverás, que lo intentarás- vi que en sus palabras se reflejaba el dolor, era como el hermano que nunca tuve, y nunca tendré –Pero Peeta, yo…- mis palabras fueron interrumpidas por esa voz que tan bien conocía- Por favor- no pude negarme, no pude decirle que lo que me estaba pidiendo era Misión Imposible.- Lo intentaré, te prometo que lo intentaré, pero no puedo prometerte que volveré- después de estas palabras un agente de la paz se llevó a mi mejor amigo casi a rastras, me limpié los ojos, aunque estaba claro que estarían rojos por el llanto.

Nos escoltaron hasta un coche que nos condujo hasta el tren, era enorme por fuera, pero no era nada comparado con lo que era por dentro, Effie parecía muy contenta por estar aquí, normal, ella estaba acostumbrada a todo este lujo, y supongo que pensaba que a nosotros simplemente nos encantaba, pues bien, personalmente me daba asco, era demasiado… cargado, había muchos muebles y sillones, sin duda se me abrió la boca al verlo todo, una de esas mesas podría alimentar a dos familias durante mucho tiempo, -Si os gusta esto, esperad a llegar al Capitolio- nos dijo Effie mientras salía por la puerta. –Si, claro, me gusta tanto- dije sarcásticamente exagerando el tanto, noté unos ojos sobre mi y al girarme noté como Gale me miraba con una sonrisa burlona en la cara.

2 comentarios:

  1. Hola Natalia!
    Quiero decirte que me gusto mucho el capi!
    Escribes perfectamente bien!
    Oye ¿me podrías hacer un favor?
    Podrías afiliar mi blog?
    es: enlasprimulasunrayodeesperanza.blogspot.mx
    Si tenéis tiempo pásate y me comentáis que te pareció ¿Vale?
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. genial tu bolg, entra a mi perfil, alli tengo el link de mi blog, plis afiliameeeee:)
    Annie♥

    ResponderEliminar

Espero que os haya gustado y cualquier comentario, crítica etc. es bienvenido, Hasta la próxima entrada!!! (: